"Yo soy como la luciérnaga que necesita la noche para brillar y vivir", Juan Carlos Aragón Becerra

domingo, 12 de febrero de 2012

Nunca más

Escuchando un pasodoble, en los cuartos de final del COAC, me emocioné. Quizás fue por la situación o quizás tan sólo fue porque era la letra que necesitaba escuchar.

Este año, no pisar las tablas de un teatro para cantar, divertirme y disfrutar de la reacción de un buen público está siendo muy duro. Sólo he participado en tres agrupaciones, sólo he sentido esas emociones durante tres Febreros, pero viéndolo desde fuera me siento desubicada.
Tengo la sensación de haber estado toda una vida cantando de escenario en escenario. Cogiendo el coche, haciendo caso omiso a las condiciones meteorológicas, para llegar con mi disfraz en su funda a cualquier teatro rebosante de gente cuya única pretensión era olvidar todos los problemas del día y día y pasar un buen rato conmigo.

¿Quién iba a decirme que el carnaval podía dar tanto y a la vez quitarlo? Desde el febrero de 2011 he vivido mil sensaciones distintas: ilusión, alegría, tristeza, euforia, pánico, rabia, dolor, desesperanza, satisfacción... Sentimientos encontrados y, en algunos casos, contradictorios; pero todos ellos fruto de una forma de ver la vida.

Hoy necesito y quiero recordar todos esos momentos. Porque, aunque desde hace unos meses la desilusión por no cumplir un sueño ha sido la que me ha arropado cada noche, no dejo de maquinar mil historias diferentes para vestir de gala mi sueño, para escribirlo con letras sencillas pero elegantes y, sobre todo, para que mi Febrero no se quede incompleto nunca más.


Luciérnaga