"Yo soy como la luciérnaga que necesita la noche para brillar y vivir", Juan Carlos Aragón Becerra

domingo, 17 de julio de 2011

Y no me equivoqué

Supongo que guardar todos los trastes en una caja antes de que me descubrieran yéndome, no ha dado el resultado que yo esperaba. Creí que con tan sólo ese gesto conseguiría pasar desapercibida y, sobre todo, no pasar el amargo trago de tener que despedirme de las dos personas con las que he pasado los últimos seis años de mi vida. Seis años que escritos parecen una eternidad pero volviendo la vista atrás, parece que fue ayer cuando les dije que me acogieran en el lugar en el que ellos eligieran para vivir, porque tenía la certeza de que como con ellos no iba a estar con nadie. Y no me equivoqué.
Han sido tantas las veces que me han hecho sonreír, que pensando en esos momentos se me olvidan todos los que he pasado llorando.

Hoy, en medio de un piso vacío, no encontrábamos cajas ni bolsas para guardar nada. Hemos querido llevárnoslo todo, no dejar nada atrás; y creíamos que nuestro intento de almacenamiento masivo sería nulo sin tener ningún recipiente lo suficientemente grande para hacerlo. Pero, cada uno ha sabido aprovechar los huecos para guardar muchas cosas: sal, azúcar, aceite, alguna foto...Y en cada una de esas cosas iba un recuerdo. Quizás, precisamente por eso, haya sido mucho más fácil guardarlo todo. Nos hemos llevado esas cositas en nuestros corazones. En el mío tengo alojados momentos amargos, como el aceite, pero que comparten su mismo color y por eso los guardaré como "oro en paño". Otros han sido dulces como la cucharada de azúcar que nunca le echo al café. Unos cuantos han sido los alegres, salpicados de disfraces, pitos de caña,frío y lluvia en noches de ensayo; y "competencia desleal". Y otros muchos, son los que permanecen en mi mente intactos, como una fotografía, porque cada momento que he pasado con vosotros ha sido un regalo maravilloso que la vida me ha dado.

Dónde quiera que yo esté viviendo, tenéis una casa; y sé qué viváis dónde viváis yo tendré la mía. Gracias por hacer que mis años de estudiante hayan sido como vivir con dos hermanos.


Luciérnaga.

lunes, 4 de julio de 2011

Mi tesoro lexicográfico

Estudiar, de buena mañana en pleno mes de Julio, las posibles entradas de una palabra en el diccionario, las múltiples definiciones de esa misma palabra y mil cosas más, aburre a cualquiera. Sobre todo, si ese cualquiera está deseando de darse un buen chapuzón y olvidarse de cualquier folio que contenga frases en prosa con una intención didáctica.
Al fin y al cabo, en los diccionarios no está todo claramente recogido, por más que Covarrubias quisiera abarcarlo todo; y, ni mucho menos, por más empeño que ponga la RAE en no quedarse rezagada en cuanto la evolución del léxico. 

Las palabras no sólo evolucionan con el paso del tiempo, consiguiendo que tengamos que sabernos su evolución desde el Latín hasta el español moderno. Los términos adquieren nuevos significados en la vida de cada persona. Yo, en cuestión de cuatro años, he aprendido significados muy variados. Jamás imaginé que la palabra cobarde podría tener tantas variantes aún significando lo mismo. Sinvergüenza, ha adquirido para mí un rostro propio; esa palabra estará siempre ilustrada en mi cabeza por más que yo quiera evitarlo y, a pesar de todos los individuos que pueda encontrarme y que deseen adjudicarse dicho término. 
He aprendido a relacionar conceptos al igual que lo hace un niño pequeño en su aprendizaje, soberbia irá siempre acompañada de pobre, porque me dan lástima las personas que se dejan llevar por dicho sentimiento sin pensar en cómo podrían ser las cosas mejores. 

Fraternidad, una palabra importantísima, irá siempre de la mano de amistad o viceversa, aún no logro saber cuál es el orden acertado. Por un amigo se hace todo, por un hermano mucho más. Son dos palabras que han calado profundamente en mi forma de ser, en mi cambio de actitud ante la vida. Quizás porque mi amor fraterno no me deja ver, muchas veces lo que me espera después de darlo o porque la meta que he esperado me ha decepcionado. Creo que puedo esperar a que fraternidad tenga, no sólo un puesto utópico, sino un claro pódium en mi tesoro lexicográfico
Y como antes he dicho, amistad, ha sido lo que he encontrado o dejado atrás en el camino. Pero, curiosamente, la palabra siempre ha venido conmigo de la mano; y eso, no es posible si alguien no ha estado empujándole por el camino para que no me la dejara atrás. 

Amor es una palabra de la que no puedo deshacerme (aunque a veces parezca que lo hago), puesto que me ha acompañado en todo momento, nunca ha estado fuera de mi diccionario, ya haya sido: platónico, fugaz, paterno, verdadero... Este término, es el más claro ejemplo de que cada persona adjudica distintas acepciones a una palabra. Y esta palabra, para mí ha sido más que importante, aunque empezara por la /l/ de "love", estaría en la primera página de mi diccionario; porque recoge muchas pasiones en mi vida.

No están todas las palabras que son, ni son todas la que están. Visto así, parece que soy una filóloga en ciernes, con un vocabulario bastante reducido, pero tampoco quiero hacerme pesada dando una clase de lexicografía lírica; entre otras cosas porque no tengo nada de lexicógrafa, ni mucho menos de poeta. Tan sólo quiero dejar una pregunta en el aire : ¿cuáles son las palabras más destacadas de vuestro diccionario particular?