"Yo soy como la luciérnaga que necesita la noche para brillar y vivir", Juan Carlos Aragón Becerra

domingo, 9 de diciembre de 2012

No soy una triste

¿Por qué no te vienes al fin del mundo conmigo? Quizás no haya sido esa la pregunta, pero yo la he sentido como si así fuese. Contigo siempre necesito más, y a veces tengo la sensación de que tú y tus inseguridades sois incapaces de dar pasos adelante. Aunque lo cierto es que, con seguridad y casi sin que yo me percate, vas dando pasitos cortos pero firmes que a mí me hacen llegar al cielo.

¿Por qué no vienes este fin de semana conmigo al mismo Paraíso? Sí, quiero ir contigo a donde sea. No me importaría descender por el abismo del Inframundo siempre que tu mano roce la mía. Eres el mejor compañero de camino. Los paseos contigo siempre suponen nuevas sensaciones y, aunque siempre recorremos las mismas calles, a mí me parecen nuevas como si las estuviera redescubriendo. Veo con ojos nuevos y espectantes cada rinconcito de cada callejón, y todo gracias a ti, a tu compañía.

Y, ¿por qué no me acompañas un ratito hasta el tren de los sueños? Un tren en el que subimos cada vez que nuestras miradas se encuentran, no importa si luce el sol o si hace un día nefasto, yo, sólo necesito sumergirme en tus ojos oscuros que me miran con tanta dulzura que hasta me atrevería a tomar el café sin azúcar.
Pero siempre tenemos que bajarnos de nuestro tren de ensueño, yo lo hago justo cuando tú subes al que te devuelve a tu realidad y siento que en ese tren se va gran parte de mi ser. Me quedo con los tristes y huyo de sus miradas y sus caras para evitar que me contagien y consigan hacerme una de los suyos. Yo no puedo ser una triste porque sé que algún día vendrás con dos billetes de ida que nos llevarán a cualquier lugar del planeta, donde estaremos juntos para hacer de nuestros paseos algo eterno.


Luciérnaga