"Yo soy como la luciérnaga que necesita la noche para brillar y vivir", Juan Carlos Aragón Becerra

martes, 6 de marzo de 2012

Auto medicación, ¿aconsejable o desaconsejable?

Los médicos aconsejan que la auto medicación no es buena, que nuestras defensas pueden acostumbrarse a esas dosis curativas que aportamos a nuestro organismo, cuando no son necesarias o cuando no son las indicadas, y el sistema inmunitario puede no responder a ellas cuando de verdad lo necesite.
Con el espíritu, con todo lo referente a los sentimientos, nadie dice nada; pero es que las dosis de medicina para el alma nuca son contra indicativas.

¿Qué mejor medicina que leer una carta que en un momento determinado te hizo tanta falta? Hoy, quizás mi alma está tan sumamente bien que leer algo así me hace llorar. Y no sólo por la emoción que provocan todas las palabras que encierra un trocito de papel. También lloro por la tristeza, fruto de la sensatez que da el tiempo, que siento cuando comprendo que nunca deberíamos haber llegado a tener que redactar esas letras.

Sé, a ciencia cierta, que el tiempo todo lo cura, que nunca dejaremos que algo así vuelva a pasarnos porque los lazos que nos unen; las experiencias que hemos vivido juntas; los días que pasaban mientras yo te veía crecer y dormir en la cama de al lado tienen más valor que cualquier cosa en el mundo. Esperar aquella Navidad mi regalo de Reyes adelantado, sin importarme ningún juguete, es de los momentos más bonitos que la vida me ha ofrecido; y es, precisamente por eso, por lo que cada día doy gracias a Dios por tener una cama al lado de la mía, aunque la mitad de las veces tenga que hacerla yo; y por poder recurrir siempre a una medicina infalible que me reconforta a pesar de no necesitarla: mi hermana.


Luciérnaga

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