"Con cada vez que te veo nueva admiración me das, y cuando te miro más aún más mirarte deseo".
Eso es precisamente lo que me ocurre ahora mismo. Siempre que te miro, deseo hacerlo mucho más y no dejar de estar contemplándote nunca. Sería algo maravilloso ser lo primero que viese al despertarme y lo último al irme a la cama. Puedo conformarme con que, al menos, la mayoría de las veces eres lo último y lo primero que escucho.
Saber que es tu voz la que está al otro lado del teléfono y que cada vez que te diriges a mí es para decirme lo mucho que me quieres es lo que me da la vida y lo que me lleva a mis silencios. Cuando me callo no es porque no tenga nada que decir o porque me sienta incómoda. Mis silencios fuerzan tus "te quieros" y tus palabras de cariño.
Cada día que pasa necesito tenerte más cerca; porque me haces sentir fuerte, feliz, completa... ¿Qué importa lo que nadie opine sobre nosotros? Nada, no importa nada, porque nada ni nadie va a cambiar lo que sentimos el uno por el otro; porque ninguno somos influenciables y no haremos caso de obstáculos absurdos que no existen.
Deja de pensar tonterías y permíteme mirarte porque lo haré como si fuese la última vez que lo hiciera, aunque te tenga toda la vida delante para hacerlo.
Luciérnaga
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