Sentir que te falta información; pretender plasmar una historia y encontrarte garabateando un folio inmaculadamente blanco.
Esta aprendiz maquina, piensa e imagina un relato por contar, pero sus personajes son tan redondos que han chocado entre sí. Encontré dos fuertes personalidades para llevar a cabo una historia. Me parecieron perfectos, daban el perfil idóneo para formar parte de lo que estaba merodeando por mi cabeza. Intenté conocerlos, atribuirles cualidades, desaciertos, esperanzas. Busqué una vocación para cada uno de ellos, un pasado y un presente. Les proporcioné miedos y sinsabores; y cuando, por fin, estaban hechos a la medida deseada, los presenté.
Se conocieron, charlaron, intercambiaron impresiones. No sé qué pudieron decir o hacer; les concedí el libre albedrío. Me hubiese gustado que sus conversaciones versaran sobre mi buen trabajo, del tiempo que dediqué en hacerlos tan reales, diferentes y complementarios. Pero tengo la sensación de que se ensimismaron hablando de ellos mismos, de sus inquietudes, precisamente áquellas que en su día yo les proporcioné.
Hoy han desaparecido, no los encuentro. Quizás hayan querido rehacer la historia que yo había forzado; o simplemente, cada uno haya seguido su propio sendero. No lo sé.
Jugar a ser Dios no ha resultado una buena idea para esta aprendiz, pero estaré aquí para cuando ambos decidan ser protagonistas de "nuestra" historia.
Luciérnaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario